SIEMBRA Y PLANTA TUS AROMÁTICAS:
A la hora de empezar un cultivo, tendemos a comprar directamente la planta para no comenzar el proceso desde cero, pero lo cierto es que sembrar nosotros mismos tiene un montón de ventajas: al nacer en su entorno definitivo las plantas crecen mucho más resistentes y de paso, la siembra siempre será más económica que comprar la planta. Para que la fase de desarrollo y crecimiento no se te haga muy pesada, siempre puedes combinar tus semillas con plantas compradas. De esta forma siempre tendrás aromáticas a mano.
Si te inicias en el mundo de las aromáticas, te recomendamos que elijas aquellas que necesiten menos cuidados y agruparlas en macetas según la necesidad de riego. Por ejemplo, el tomillo, el orégano o el romero son muy poco exigentes en agua de modo que si los plantas juntos, ahorrarás en dedicación y te asegurarás de que todos reciben la cantidad de agua que necesitan. No olvides utilizar etiquetas para identificarlas, le darás el toque decorativo definitivo y de paso evitarás despistes culinarios.
Es cierto que hoy en día podemos encontrarlas en cualquier supermercado, pero recuerda: la mayoría de las aromáticas son mucho más sabrosas si las recolectas al momento. Si las cultivas en casa, podrás echarlas al plato recién cogidas. ¡Más proximidad, imposible!