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#ECONORTY - 0 plagas y 0 químicos
Ante el reto del cambio climático, la concienciación de la sociedad por el cuidado del medio ambiente crece como la espuma y en campo de la jardinería no iba a ser menos: son muchas las propuestas de sistemas que equilibran el ecosistema y que buscan soluciones eco-responsables para el cuidado de nuestros espacios exteriores.
Conseguir un jardín sostenible es más fácil de lo que parece a simple vista: ya somos muchos los que recurrimos al abono natural, al compost o al acolchamiento natural para enriquecer la tierra y aportar nutrientes libres de químicos a nuestras plantas. Hoy, queremos ir un poquito más allá y adentrarnos en el mundo de la protección contra las plagas y darte algunos tips para prevenir su llegada de forma 100% orgánica, sin efectos secundarios para nuestro planeta.
Ajo:
La alicina (el compuesto activo del ajo) es uno de los más potentes ahuyentadores de insectos (incluso a veces demasiado). Es un gran bactericida y fungicida natural, infalible contra los gusanos, mosca blanca, pulgón, mosquitos y tantos otros visitantes. Si tienes huerto, considera el ajo tu mejor aliado especialmente si quieres cultivar tomates, zanahorias y fresas.
Para preparar tu insecticida de ajo, tritura una cabeza de ajos con algunos clavos de olor y dos vasos de agua. Déjalo reposar un día y mézclalo con tres litros de agua una vez vayas a utilizarlo.
Cáscara de huevo:
Si, como lo lees: la cáscara de huevo es un ingrediente muy beneficioso para nuestro jardín ya que contienen 93% de carbonato de calcio y 1% de nitrógeno, junto con otros nutrientes necesarios para la tierra.
Solo tienes que machacar las cáscaras y rociarlas por la base de las plantas: les aportarás un extra de calcio y actuarán como un potente repelente de caracoles y orugas. Hazlo cada 6 meses para prevenir su llegada.
Café:
¿Te gusta el café? En ese caso, podrás aprovechar su poso para combatir a las hormigas, ya que no soportan el olor. Darle uso es súper sencillo: guarda los posos de tus cafés y colócalos en montoncitos en aquellos puntos por los que creas que acceden las hormigas. ¡Infalible!
Aceite vegetal:
El uso de los aceites vegetales contra las plagas se remonta a la época grecorromana, que ya descubrieron que el olor disuade a multitud de insectos. La capa delgada que forman los aceites de maní, algodón, coco, semilla de mostaza, maíz o soya, protege de los chinches, moscas y cochinillas.
Mezcla una taza de aceite con una cucharada de jabón neutro y bátelos hasta tener una mezcla homogénea. Para utilizarlo, ponlo en el atomizador junto a un cuarto de agua por cada dos cucharaditas de la mezcla.
Jengibre:
Se ha demostrado que el té de jengibre es muy efectivo en la prevención de la tuta absoluta, el principal quebradero de cabeza de cualquier amante del huerto, ya que ataca principalmente a las tomateras. La efectividad del jengibre reside en el zinzibereno, una sustancia que ataca las larvas y ayuda a ahuyentar las polillas.
Para elaborar tu fungicida necesitarás jengibre, agua y lecitina de soja granulada, Infusiónalo todo agua y déjalo reposar 24h bien tapado. Después añade la lecitina de soja y remuévelo hasta obtener el compuesto final. Cuélalo y ¡listos!.
Cebolla:
La cebolla tiene propiedades muy efectivas a la hora de combatir plagas y enfermedades. Debido a su acción antifúngica, insecticida y bactericida es muy efectiva para eliminar el pulgón, la mosca blanca y evitar la aparición de hongos en las plantas.
Preparar este fungicida es muy sencillo: solo tienes que machacar 1kg de cebollas con mortero y dejarlas macerar con agua durante unos 10 días en un lugar fresco. Cuando vayas a utilizarlo, tendrás que diluir 1 litro de preparado en 3 litros de agua.